Iglesia de Santa María La Nueva (Zamora).
Situada en el límite oriental del casco antiguo y original del siglo XI, fue víctima de un incendio por el pueblo zamorano y destruida en el llamado “Motín de la Trucha” de 1158, que según la leyenda, enfrentó a nobles y plebeyos en torno al mercado.
"Los plebeyos apoyaron al hijo de un zapatero que se resistió ante el despensero de un noble que quería arrebatarle una trucha que había adquirido en el mercado. Antes de que decidieran el castigo a infringuirle, los campesinos le prendieron fuego a la iglesia estando los nobles dentro. El rey ordenó reconstruir la Iglesia a cambio de no tomar represalias contra ellos."
Conserva en traza románica el ábside y el muro meridional primitivos, siendo del mismo estilo la reconstrucción posterior, en torno a 1200. La disposición original de tres naves fue sustituida durante la reforma de mitad del siglo XII por un espacio unificado con grandes arcos fajones. En el muro norte del primer tramo de la nave se conserva la hendidura por la que, según la tradición, salieron las Sagradas Formas para alojarse en el Beaterio de Las Dueñas en el momento del incendio del “Motín de la Trucha”.
Se mezclan estilos arquitectónicos en su fábrica: el románico de su cabecera y el tardo-románico del resto del templo. En su origen contaba con planta basilical de tres naves y ábside semicircular que se encontraba separado por un arco toral apuntado, con comunicación con las naves. Con su reconstrucción se transformó en una nave única, se hizo el arco toral y dos estancias adosadas a ambos lados del ábside central.
De su exterior se conserva la cabecera y destaca su ábside semicilíndrico, decorado con siete arcos sobre columnas con delgados fustes. A cada lado de este se abren dos capillas planas. La fachada sur, que es la portada del templo, también original del románico, se articula mediante contrafuertes, con vano de ingreso compuesto por un arco de herradura doblado que descansa en columnas con capiteles historiados. Los demás accesos, ya hechos en su reconstrucción, presentan ausencia de decoración figurada.
De su interior destaca una pila bautismal del siglo XII, bajo el cuerpo de la torre, con relieves del bautismo de Cristo y la figura del famoso Jesús Yacente del siglo XVII, tallada por Francisco Fermín.
En 1959 se descubrieron unas pinturas murales de estilo lineal que se catalogan más hacia el naturalismo gótico que hacia el románico.
A su lado norte se sitúa el museo de Semana Santa y frente al ábside, la estatua en bronce al “Barandales”, personaje que desde el siglo XVI abre las procesiones agitando entre sus manos dos pesados esquilones.
http://www.romanicozamora.es/es/monumentos/ver/santa-maria-la-nueva/11
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