domingo, 26 de abril de 2015

Maderuelo (Segovia).


Maderuelo (Segovia).
La villa de Maderuelo se localiza imponente sobre una escarpada colina, rodeada por el Embalse de Linares donde se retienen las aguas del río Riaza. El embalse recibe ese nombre en recuerdo del pueblo que anegó con sus aguas.






A mediados del siglo X, el lugar fue repoblado por el conde castellano Fernán González, pero posteriormente fue saqueado por los ejércitos de Almanzor. Un siglo después se volvió a repoblar con gentes venidas del norte de Burgos, que allí fundarían - aprovechando su estratégica situación - un buen burgo medieval, donde convivieron musulmanes y cristianos. Por esta época se denominaba Castro Maderolum.






Fue lugar fortificado con castillo y amurallado, como bien se puede apreciar todavía. Dependió de la Comunidad de Villa y Tierra de Sepúlveda, formando parte del ochoavo de Maderuelo. En el siglo XII la villa y Tierra de Maderuelo sería anexionada al obispado de Segovia, y en el XV pasó a manos de la reina de Navarra doña Leonor. Posteriormente pasó a ser posesión del Condestable de Castilla don Álvaro de Luna. Por su término queda constancia de la existencia de varios despoblados: La Aldihuela, Linares del Arroyo, Valdeconejos y Valdeperal.
Del que fuera el antiguo castillo de Maderuelo, tan solo queda parte del torreón, ocurriendo otro tanto con las murallas que lo rodeaban en su totalidad y cuya mejor vestigio se puede ver en la puerta de acceso a la villa.






A la entrada del pueblo nos toparemos con la ermita románica de San Miguel, donde todavía puede verse una talla policromada de san Miguel (s.XVI) y otra de la Virgen de los Descalzos, traída de la antigua ermita de Los Descalzos.








La iglesia parroquia de Maderuelo se dedica a Santa María y es románica, de planta rectangular y ábside circular. Tiene en uno de sus costados otra nave en la que se encuentra un pórtico cubierto en el cual están las llamadas Puertas de Hierro. La puerta que se localiza en el lado de la plaza, llamada la puerta del Perdón, da acceso a una magnífica obra arquitectónica en la que destaca la techumbre, toda ella de madera con algunos de sus paños originales. Nada más entrar en la Iglesia destacan dos cosas, a mano derecha la pila bautismal de piedra labrada, y sobre nosotros el coro, también hecho en madera. El retablo mayor es obra renacentista del siglo XVI, y en él veremos relieves de la vida de Cristo rematados por un Calvario, así como varias pinturas del llamado Maestro de Maello, y otras del segoviano Gabriel de Sosa (1580). En las naves laterales veremos otros pequeños retablos, entre los que destaca la imagen del Santo Cristo del Crucero, del siglo XV.








Todo el casco urbano de Maderuelo es un verdadero conjunto histórico-artístico, destacando los excelentes ejemplos de arquitectura ennoblecida, así como un buen número de representaciones simbológicas labradas en la piedra, según los entendidos, muy relacionadas con la temática templaria.
















Maderuelo ha tenido varias ermitas, y entre todas ellas destaca la imponente fábrica de la de Castroboda, que se localiza a las afueras del pueblo. En ella se venera a la patrona de esta localidad, la Virgen de Castroboda. La ermita de la Vera Cruz, hoy separada del pueblo por la cola del embalse, data de finales del siglo XI y principios del XII. Es una ermita de sillería de piedra y planta rectangular, que adorna su cabecera con un ábside cuadrado. En su interior se hallaba uno de los mejores conjuntos de pinturas románicas de la Baja Edad Media, que hoy se pueden ver en el Museo del Prado de Madrid. Todavía se conserva un arco de medio punto, a los pies de la capilla, en el cual se representa la creación del hombre y el pecado original. Este pequeño templo se cubre en gran parte con un artesonado de madera de par y tizón semiochavado.
http://pueblos.elnortedecastilla.es/segovia/tierras_de_riaza/maderuelo/datos




Iglesia de Santa María la Real de Aranda de Duero (Burgos): Fachada gótico-isabelina.



































Iglesia de Santa María la Real de Aranda de Duero (Burgos): Fachada gótico-isabelina.
La iglesia de Santa María la Real fue construida entre el siglo XV y el siglo XVI. Está construida sobre una iglesia anterior, que era de estilo románico, de la que solo queda la torre. Se cree que el inicio de las obras se produjo en el año 1439 por los maestros de la Diócesis de Osma. Debido a que en 1473 se celebra un concilio en la pequeña iglesia de San Juan, situada a menos de un kilómetro de la iglesia Santa María, se cree que la iglesia Santa María no estaba acabada. En 1503 se crea un plano de la villa en el que se ve claramente que está acabada, aunque no poseía la portada gótico isabelina del siglo XVI y algunos detalles.
La fachada gótico-isabelina fue construida por Simón de Colonia, Juan de Gumas, Juan de Nóveda y un familiar de éste último, aunque se cree que el que la terminó fue un hijo de Simón de Colonia, Francisco de Colonia. Esta fachada se ha convertido en uno de los emblemas de Aranda de Duero. Fue iniciada antes del año 1500 y terminada por el 1515, siendo la mejor muestra del esplendor económico de la ciudad en esa época. Es una obra del gótico tardío y cumple las funciones decorativa y teológica. La fachada tiene algunas zonas de los extremos cobijadas por un arco apuntado y el conjunto de la portada está coronado por una crestería. La figura central representa la escena del Calvario, esculpida en el hueco que deja una ampliación del arco exterior de la ojiva y a tamaño natural. A ambos lados del Calvario hay dos medallones que representan la Cruz a cuestas y la Resurrección del Señor, formados por baquetón de festón calado. Sobre ellos se sitúan dos escudos de Aranda en relieve. Y más arriba se hallan los escudos reales sostenidos por leones con águilas al lado. Entre los escudos arandinos y los reales están el yugo y las flechas, símbolos de la unión de Castilla y Aragón en Aranda de Duero. El arco de entrada es ojival, con festón calado. Hay una archivolta múltiple en la que hay labradas cardinas con animalitos fantásticos, que se alternan con dos órdenes de pequeñas capillitas de delicada filigrana en las que se representan un total de 28 santos y santas, algunos no identificados.
En el triángulo inferior, debajo de cada uno de los medallones laterales, se hayan los escudos del obispo de Osma Alonso Enríquez, primo de los reyes y que posiblemente fue el que dirigió el encargo de éstos y contribuyó con sus donativos.
La fachada está flanqueada por dos pináculos que poseen dos series de imágenes de santos, cubiertas en repisas apoyadas en repisas.
Las dos puertas que cierran los dos vanos formados por el parteluz son totalmente renacentistas y de madera de nogal. El parteluz posee en el frente una imagen de la virgen y sobre él se apoyan dos arcos rebajados que sostienen el tímpano, en el que hay cuatro escenas esculpidas en altorrelieve (en el sentido de las agujas del reloj, comenzando por la esquina superior izquierda): el anuncio del ángel a los pastores, cabalgata de los Reyes Magos, la adoración de los reyes a Jesús y el Nacimiento de Jesús.
Cada puerta está dividida en cuatro cuerpos, en cada cuerpo hay dos esculturas excepto en los superiores, en los que hay una en cada uno. Hay en total hueco para catorce representaciones, las cuales son San Pedro, San Pablo, San Juan, San Andrés, los Ángeles Cantores, la imposición de la casulla por la Virgen a San Ildefonso, la oración de Jesús en el Huerto, el Prendimiento de Jesús, la Entrada en Jerusalén, la Última Cena y el escudo de Don Pedro Álvarez de Acosta, obispo de Osma, posterior a Alonso Enríquez, que también fue donante. Los bajorrelieves originales de las puertas están en el Museo Sacro, dado su deterioro, y han sido sustituidos por copias fidedignas.
http://es.wikipedia.org/wiki/Iglesia_de_Santa_Mar%C3%ADa_%28Aranda_de_Duero%29










miércoles, 22 de abril de 2015

Piedrahíta - Ávila - Conjunto Lítico

Piedrahíta - Ávila - Conjunto Lítico
Piedrahíta (Ávila)

El objeto del presente artículo no es otro que señalar la existencia de una serie de elementos tallados en piedra que considero que merecen atención. Desde el punto de vista arqueológico no tendrán probablemente interés alguno (aunque no dejaremos de enviar noticia, como es habitual), pero sí que es posible que lo tengan desde el punto de vista antropológico; toda vez que estamos ante unas manifestaciones que no son producto del desgaste natural ni de los caprichos de la Naturaleza, sino que son, al menos en su mayoría, elementos sobre los que se ha ejercido una clara actuación humana.
El espacio en que se encuentran no será mayor de 10 hectáreas (0,1 Km2). Y es un espacio que se ha salvado afortunadamente del enorme deterioro que el entorno ha sufrido, merced a la explotación intensiva como cantera. Las razones de su preservación pudieron ser de variada índole. Cada uno puede plantearse sus propias teorías.
El primer elemento, del que publico tres imágenes, lo llamo Peña Buracá, en referencia al “tipo” de la famosa piedra cacereña; de los que he encontrado algunas otras analogías, en Medinilla y en La Coba, por ejemplo.







El segundo corresponde a dos elementos que forman un conjunto. El primero es una gran roca, en cabecera, que tiene tallada en su centro una profunda pileta. El segundo, sin estar completamente unido, pero claramente asociado, es una “mesa” con reborde lateral tallado. Este hecho, el de no estar completamente unidos ambos elementos, dificulta la posibilidad de plantear una hipótesis de uso como lagar. Su contemplación en perspectiva ofrece más la impresión de un conjunto ritual. Dicho esto con toda la prudencia que la falta de un estudio en profundidad aconseja. Hay dos enormes lajas de piedra muy cerca que podrían estar también asociadas al conjunto.










El tercero es una pileta perfectamente circular tallada en el borde de una roca.




El cuarto es un elemento de talla similar al conjunto anterior (superficie plana rebordeada), pero con diferencias sustanciales. Forma unidad con una piedra casi cúbica. Valen las mismas consideraciones que hacíamos sobre el números dos, si bien aquí es más fácil considerar un posible uso “industrial”.






El quinto es una piedra aislada cuya imagen ofrezco como curiosidad, puesto que no hay señales inequívocas de intervención humana; aunque no pueda negarse su relevancia en el paisaje.




El sexto es un conjunto en roca cimera que presenta un elemento más grande con una pileta tallada de notable profundidad. Está asociado con una pequeña roca redondeada que sirve como apoyo para el acceso a la parte superior del otro elemento.






Seguidamente, la fuente, que es en mi opinión el elemento que da sentido a todos los demás.












Y finalmente, un taller de cantería donde quedaron una serie de piletas talladas sin entregar y una de las piedras de cierre de una finca ganadera muy próxima.








Ángel L. Mayoral Castillo


18 de Abril de 2015